jueves, 29 de agosto de 2013

La Separación de Poderes desde la perspectiva de los gobedanos I



 (Nota: Este blog debe ser entendido como el desarrollo y presentación de una idea, por ello, si es la primera vez que lee sobre Democracia Participativa Gobedana, le recomiendo comenzar por la primera página y continuar desde allí)

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La transformación de la Democracia Representativa Ciudadana a Democracia Participativa Gobedana se puede entender como que los individuos, de manera individual, lo de individual hay que remarcarlo, pasan a intervenir de forma directa, en alguna medida, en algunas funciones que tradicionalmente se reservaba el Estado. Al fin y al cabo, eso es lo que significa "gobedano"; un ciudadano que a parte de tener derechos y obligaciones, como ahora, también gobierna... en alguna medida. De una manera práctica esto significa que cada persona, repito, de manera individual, pueda entrar a formar parte de las funciones clásicas del Estado, como son la función de legislar, juzgar y ejecutar. Aunque tendremos que estudiar más adelante cómo puede ser esto posible para cada una de las funciones de manera separada, una manera de comenzar el tema es hablar de ellas en conjunto, abordando un clásico en las discusiones políticas: La División de Poderes.
Cuando se habla de Separación o de  División de Poderes; legislativo, judicial y ejecutivo, se hace referencia, de manera confusa, tanto a esas funciones que realiza el Estado, como al hecho de que las personas que se encargan de estas funciones tienen poder, sea lo que sea lo que se quiera decir con "poder". También se supone que, al menos en las democracias, el Poder es del pueblo y es indivisible (La palabra "poder" es uno de esos términos confusos a los que nos referíamos en una entrada anterior y que algún día deberíamos intentar definir). Con "separación de poderes" se hace referencia a la necesidad de que éstas funciones sean independientes unas de otras, al igual que las personas que las desarrollan. Ambas condiciones son bastante difíciles de lograr, si no imposible, en una Democracia Representativa Ciudadana y, siendo sinceros, aún más lo será en una D. Participativa Gobedana, aunque tendrá menos transcendencia. Tal vez el que sea un ideal imposible de lograr es la razón por la que se alimenta tanto misticismo sobre la Separación de Poderes.
La necesidad de que éstas funciones estén separadas, no era algo de importancia en las monarquías absolutas y menos aún en el feudalismo, pero cuando el "dueño" del Estado pasa a ser el pueblo surge esta necesidad, ya que éste por muy "dueño" que sea no está realmente en control directo y continuado. Por eso se estima conveniente cierta separación y hasta cierta competencia entre las personas que detentan esas funciones. El tema  ya era importante para griegos y romanos, antes de que se lo planteasen los Ingleses con motivo de su Revolución, y de  que, aún después, Montesquieu inmortalizase el término.
El problema que se plantea es muy sencillo de entender, aún más si lo simplificamos; si las funciones del Estado no están separadas, una persona o grupo pueden controlarlas todas de manera más o menos indirecta, haciendo lo que más les convenga, sin ningún control ni contra peso, quedando abierta la posibilidad de que usurpen, más que cumplan, la soberanía popular, o sea, que se conviertan en dictadores, al menos durante un tiempo  ya que  hay un límite temporal que marca el periodo electoral; pero aún así pueden cambiar las leyes ellos  mismos para aumentar dichos periodos... ha habido casos, algunos muy sonados. Porque en la medida que, con las elecciones, se entrega un "cheque en blanco" a los políticos, es decir, los ciudadanos dejan de controlar su conducta,  se espera que se controlen unos a otros y para que exista este control, un contrapeso, se requiere que sean personas distintas y sin relación jerárquica las que se ocupen de cada una de estas funciones. De hecho, una de las razones que se esgrimen para que los presidentes de EE.UU no puedan ser elegidos para un tercer mandato, se debe a que siendo el Presidente el que propone los miembros del Tribunal Supremo, si el mismo Presidente permanece demasiado tiempo en le cargo, terminaría habiendo colocado en el puesto a todos los miembros del tribunal, que, naturalmente, le serían afines. Aunque a nadie se le escapa que el hecho de que el ejecutivo elija a los miembros del Tribunal Supremo, pero que por otra parte sea un cargo vitalicio para, de alguna manera salvaguardar su independencia, nos da una idea de lo confuso y complicado que ha llegado a ser lo de hacer creíble ante la ciudadanía la división de poderes.
Pero por otra parte, si los poderes son realmente independientes pueden interferir unos con otros con efectos muy negativos, por ejemplo, puede existir la tentación por parte de los jueces de hacer política y decir al poder ejecutivo o a los parlamentarios, lo que pueden o no hacer, o, al menos, dificultar y ralentizar sus acciones. Como comentamos es un asunto difícil de llevar a la práctica y el sistema presidencialista de contrapesos no es una panacea ni mucho menos. Pero la división de poderes no se puede ni plantear seriamente en una democracia en la que es el propio Parlamento quien elige al Primer Ministro y, directa o indirectamente, a los responsables de los jueces. Y no nos olvidemos que el Primer Ministro es, en muchos casos, el Secretario General del partido que gobierna, y eso suele conllevar la facultad de elaborar las listas de candidatos a parlamentarios, que son los depositarios del Poder legislativo. En estas circunstancias hablar de división de poderes mueve a risa. Así no nos debe extrañar que lo que aprueba el Parlamento o sentencian los tribunales superiores es normalmente lo que desea el poder ejecutivo. Es un problema que no tiene solución dentro de la Democracia Representativa, pero sucede, que en el fondo, no  es ni tan siquiera conveniente que esto se cumpla de manera estricta. Se diga lo que se diga para que una Democracia Representativa funcione, deben estar bastante cerca y "coordinadas" dichas funciones... y ya en plan cínico, seguramente recordará usted también como yo que el presidente F. González, nombró ministro de justicia e interior a la misma persona para garantizar dicha "coordinación"... y no terminar en la cárcel.
Por otra parte, los que dan tanta importancia a la separación de poderes están dando por hecho algo no necesariamente cierto, me refiero a que si los poderes son independientes y se pueden controlar unos a otros, esto redundará en beneficio para los ciudadanos, pero eso no es necesaria mente cierto, y en una D. Representativa esto no sucede ni de lejos... lo que realmente sucede es que si el ejecutivo pretende hacer algo para lo que necesita el permiso de otro poder, lo que sucederá en la práctica, es que ambos poderes cambiarán favores. Es lo que, de manera interesada, algunos creen que es la esencia de la democracia, cuando no es más que la extorsión institucionalizada de los partidos bisagra en los Parlamentos. A la hora de la verdad, lo que se hace es hablar muy bien de la división de poderes pero pasársela por la entrepierna, es como hablar maravillas de la castidad, pero a la hora de la verdad... Eso sí, todo lo que se pacte entre poderes ha de hacerse con mucha discreción  en un despacho cerrado, a espaldas de la ciudadanía.
La división de poderes seguirá planteando problemas en el futuro cuando nos toque, si es que nos toca, vivir en una Democracia Gobedana, si bien los problemas serán distintos a los actuales y de menor importancia. Y será menos importante la división de poderes porque como en el feudalismo y la monarquía "el dueño" estará más "cercano" del centro de decisiones. Otro aspecto distintivo, se deriva de que  el control lo ejercerán los gobedanos mayormente desde el Parlamento, sede del poder legislativo por excelencia, de manera que será el Parlamento desde donde se controlen todas las funciones del Estado. Ciertamente, en una D. Gobedana, la independencia entre las personas que desempeñan funciones será mayor que ahora ya que en su designación no dependerán unos de otros ya que o bien serán designados por votación directa por los gobedanos o bien se nombrarán en el Parlamento donde existirá un porcentaje significativo de Diputados Virtuales. Pero la irrupción de los ciudadanos en la cámara traera otros problema, de los problemas no nos libraremos nunca. Imaginemos, por ejemplo, que el Tribunal Supremo  de una D. Gobedana debe dictaminar sobre si una ley aprobada en el Parlamento entra o no en conflicto con otras leyes ¿Cuál será el veredicto de dicho Tribunal? Le recuerdo que sus miembros son elegidos por los ciudadanos, directamente o en el Parlamento. Es evidente que contradecir la voluntad del Parlamento Gobedano es contradecir a la gobedanía pues estos forman parte del Parlamento y habrán votado la ley. Es una situación muy incómoda para los jueces ya que su sentencia, si es contraria a la opinión del Parlamento, puede dificultar su reelección. Es muy humano que eso lastre su decisión como "experto jurista". Pero ¿quién sabe como pensarán los gobedanos del futuro? tal vez sean capaces  con el tiempo de apreciar que se les lleve la contraria siempre y cuando la argumentación sea lo suficientemente sólida y honesta. Y, si esto es un problema, imagínese lo peresionado que puede sentirse un Primer Ministro a la hora de tomar una decisión que presume no gustará a los gobedanos, sabiendo que estos pueden sumarse a una moción de censura del partido de la oposición y moverle del cargo. ¿Hasta que punto los ciudadanos no harán un uso excesivo de su poder convirtiendo en la práctica la nación en ingobernable? Naturalmente, no podemos contestar a ello, tan sólo pensar que la practica cotidiana y la experiencia contribuyan a que los gobedanos hagan un uso sensato del poder, esperando que entiendan lo que le dijo tío Ben a Peter Parquer: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. 
Como ya hemos comentado,  la división de poderes, se hace importante, porque en las democracias y repúblicas, se teme que estas funciones no se pongan al servicio del "dueño", pero en la medida que los propios gobedanos, "los dueños", ejerzan más control participando en el Parlamento sobre todas las funciones del Estado, como antes lo ejercía un rey absolutista, la obsesión por la división de los poderes o funciones se hará menor... aparentemente ya que como hemos visto la solución de un problema crear inevitablemente otros. 
Antes de estudiar la manera en que los gobedanos participarían en cada de las funciones del Estado,  cabría preguntarnos si realmente sólo existen las tres mencionadas, si en un futuro habrá más, de donde vienen o cómo nacen y mueren esas funciones... De eso tratará la próxima entrada.


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