(Nota: Este blog debe ser entendido como el desarrollo y presentación de una idea, por ello, si es la primera vez que lee sobre Democracia Participativa Gobedana, le recomiendo comenzar por la primera página del blog y continuar desde allí)
Parece lógico que
los dirigentes de los partidos perciban cualquier forma de Democracia Participativa
como una amenaza para su poder hegemónico, de la misma manera que, en otro
tiempo, la nobleza no podía ver con simpatía la pretensión de la burguesía por
participar en las decisiones políticas. Yo en su caso haría lo mismo. Y, aunque como he sugerido en otra
entrada del blog, si los dirigentes de los partidos juegan bien sus cartas
pueden lograr si no más poder, porque eso es imposible, si garantizar un puesto
preeminente para su partido, en un futuro más democrático. Pero hasta que no visualicen
esto, es normal que no quieran oír hablar de participación ciudadana.
Sin embargo resulta más
difícil de explicar por qué los defensores de las ideologías sean las que sean,
rechazan la Democracia participativa, entendiendo la participación como
participación de los individuos, no de grupos organizados. Desde el liberalismo
radical, hasta el comunismo, pasando por ecologistas y asamblearios, todos la rechazan…
¿por qué? La respuesta es simple; no son demócratas, al menos no son
suficientemente demócratas. Pero aún así, pasando por alto este "pequeño" detalle, cabría pensar que puesto que la DPG abre puertas a la expansión de sus
ideas ya que van a tener más oportunidades de hacer propuestas y de argumentar
sobre ellas ante los votantes, que al menos de manera estratégica apoyaran el modelo participativo
gobedano; pero no ha sido así, ni mucho menos, solo ha encontrado desconfianza y rechazo.
En un principio, no podía
entender su cerrazón, hasta que empecé a interesarme por su propia visión del futuro. No fue difícil darme cuenta de que todos estos grupos ideológicos,
más o menos puristas, comparten una idea común; “El gran colapso”. Piensan que
la sociedad colapsará debido a que no siguen en puridad su ideología y, como
justo castigo entraremos en una crisis irreversible y que cuando esto, inevitablemente
se produzca, ellos, los puros, heredarán la tierra, jaja. Para los de
izquierda, comunistas o asamblearios las masas durante la Gran Crisis
terminará alzándose contra sus opresores y encumbrándoles a ellos como salvadores.
Para los liberales, igualmente el colapso les dará la razón y la gente
comprenderá el error de tener un Estado demasiado grande e intervencionista y abrazarán sus tesis. De hecho es algo que
tienen tan claro que hablan abiertamente de ello y planean que hacer llegado el
momento unos hablan de la Gran Huelga General y los otros han elaborado planes de acción concretos que les permite en cada escenario de crisis introducir más políticas liberales.
De manera que solo tienen que esperar, y, de una manera pasivo agresiva, desear, que
la sociedad fracase de manera estrepitosa, su deseo ni siquiera mal disimulado
es; cuanto peor mejor. Y esa es la auténtica razón por la que rechazan la DPG, su
implantación implicaría que su ideología siguiese compitiendo con las demás,
cuando ya han visualizado un futuro perfecto en el que tendrán todo el reconocimiento
y poder que ansían. Si le parece que exagero pregunte a uno de esos ideólogos o
simples seguidores como será el futuro… indefectiblemente todo pasa por un
colapso que les terminará dando la razón… y, necesariamente, el poder a los suyos.
Ya he comentado que
las ideologías no son precisamente demócratas o dicho de otra manera, si sus adeptos
tienen que elegir, en una situación concreta, terminan sacrificando la democracia
en favor de la ideología.
Pero, no pretendo engañar a nadie, la DPG no solo es
rechazada por los dirigentes de los partidos y por los puritanos ideológicos de
cualquier ideología, también y, esto es muy frustrante, tampoco levanta ninguna simpatía ni entusiasmo entre los ciudadanos comunes y corrientes. La razón de esta indiferencia,
cuando no rechazo, de la ciudadanía es algo que debe explicarse y, sin duda, lo
haré... pero en otro momento.